Por un futuro alimentario justo y abundante: nuestro apoyo a la movilización agraria
Desde el supermercado cooperativo LA OSA, sumamos nuestro firme apoyo a las movilizaciones del sector primario.
Consideramos que un levantamiento de esta magnitud es necesario cuando lo que está en juego son la agricultura y ganadería, y las personas que las sostienen. De estas dependen nuestra alimentación – salud y cultura –, la conservación de nuestros ecosistemas, y el cuidado de nuestros territorios rurales y su vida sociocultural. Para nosotros, este es el reto más importante al que tenemos que enfrentarnos como sociedad.
Creemos que otra manera de producir, consumir, organizarnos y relacionarnos es posible, y es esta convicción la que nos lleva a implicarnos a diario en la construcción de otro modelo agroalimentario. Esta transición es posible y necesaria pero compleja. El primer paso es escuchar detenidamente y en primera personas las reivindicaciones de quién vive del campo y desde el campo, para después construir soluciones colectivas.
Entendemos que el sistema agroalimentario actual está construido sobre una gran desigualdad de poder. Las personas productoras y consumidoras nos encontramos a los dos extremos de un cuello de botella dominado por grandes corporaciones que concentran el poder de decisión sobre nuestros paisajes, platos y bolsillos. La soberanía alimentaria busca liberar nuestra comida y nuestros modos de vida de esta dominación.
Defendemos un sistema en que productores y productoras puedan fijar sus propios precios y vivir dignamente de su trabajo, en el que estén protegidos de contratos abusivos, de la volatilidad de precios, de la competencia con productos baratos que no cumplen nuestros requisitos ambientales y sociales, de la carrera a la intensificación que los lleva al endeudamiento, y de la uberización de la agricultura.
Por otro lado, la agricultura es uno de los sectores más impactados por los cambios ambientales (sequías, olas de calor, pérdida de biodiversidad, heladas tardías, etc.…). Dedicar fondos a investigar, planificar, y acompañar es fundamental para que el sector se pueda adaptar a estos retos monumentales. Eso se debe de realizar a escala de las fincas, de las biorregiones y de las comunidades administrativas.
El medio rural exige igualmente un acceso a servicios y cultura para quién lo habita, como parte fundamental de una vida digna; y por último se debe rehabilitar su derecho a tener voz directa y propria.
Como cooperativa de consumo, exigimos entornos alimentarios que faciliten nuestro acceso a una alimentación saludable, ecológica, justa, y transparente. Entendemos que nuestras elecciones juegan un papel fundamental en esta transición, especialmente en nuestro compromiso con el precio real del alimento. Sin embargo, reivindicamos nuestro derecho a una alimentación sostenible a través de un sistema que garantice el acceso de todos y todas, independientemente de nuestras condiciones socioeconómicas, y nos proteja de la mercantilización de los alimentos.
Con su modelo cooperativo, LA OSA pone en práctica y demuestra que dicho sistema es posible. Al ser un intermediario sin ánimo de lucro, implementamos una distribución equitativa y transparente de los márgenes de beneficio, que vamos recortando a medida que se suman nuevos miembros a nuestro proyecto que contribuyen a su vez a la viabilidad de la cooperativa. Así, ofrecemos una gran variedad de productos agroecológicos, locales, y provenientes de la agricultura familiar, a precios justos y asequibles. Nuestras relaciones con productoras y proveedores se basan en la confianza y el compromiso, y no en la burocracia ni en procesos estandarizados. De esta manera, estamos generando un tejido social y una cadena alimentaria ciudadana que son la base de la soberanía alimentaria de nuestra comunidad. Confiamos en que nuestro modelo hace parte de la transición hacia un sistema más justo, y quisiéramos verlo crecer y multiplicarse a través del territorio.
Vemos en esta movilización una gran oportunidad para la toma de consciencia y la activación de las personas consumidoras y las instituciones; para hacer rentables las empresas agrarias, y para permitir el avance hacia una transición ecológica justa de nuestro modelo agroalimentario. Esta transición no puede seguir haciéndose a costa de quién produce. Debe llevarse a cabo a través de una restructuración de las cadenas de valor, y de un importante apoyo institucional a los pequeños y medianos productores, a las prácticas agroecológicas, a las cadenas cortas y ciudadanas, y a generar entornos alimentarios sostenibles. La inversión pública necesaria no es a fondo perdido: generará, sin lugar a duda, una riqueza incalculable para nuestra sociedad.
Para una sociedad que escucha, dialoga y construye colectivamente desde la complejidad y desde la diversidad. Para un mundo rural vivo, digno y fértil.
Para implicarte tu también en la construcción de un mondo agroalimentario justo y sostenible, te invitamos a apuntarte a una de nuestras reuniones de bienvenida: aquí.