¡Hola, aquí estamos de nuevo!
El otoño nos ha cogido, como siempre, desprevenidos. Jugando con la idea de un verano eterno todavía nos estábamos acostumbrando a la vuelta a la rutina cuando de repente – zás – el cambio de estación y… Aunque bueno, últimamente este cambio es más difuso y no está claro si tenemos cuatro estaciones o sólo un par con pequeñas variantes semanales o si, ya directamente, una debería mirar por la ventana cada día antes de salir de casa a ver que estación toca.
Por eso estuvimos presentes el pasado 27 de septiembre en la huelga contra el cambio climático, porque, aunque somos conscientes de hasta qué punto son ambiciosos nuestros objetivos, nos negamos a resignarnos a dejar que esta tierra que amamos se vaya al carajo.
Es necesario comprometerse en la lucha contra una deriva que nos arrastra al desastre. Cambiemos, pero hagámoslo para mejorar.
LA OSA es parte de esa lucha y también se encuentra en una encrucijada. Estamos en un momento muy importante para el proyecto, y también necesitamos vuestro compromiso para superarlo. Pero igualmente nos negamos a resignarnos, y aunque somos conscientes de las dificultades y de la altura de nuestras esperanzas, queremos seguir trabajando por este ideal y seguir trayendo esta oportunidad a nuestra ciudad y a nuestros barrios.
Esta comunidad necesita crecer. Tenemos que rebasar los 700 cooperativistas porque Madrid (porque nuestra gente) merece un lugar como LA OSA.
Hace un par de semanas tuvimos nuestra segunda Asamblea y fue un verdadero éxito de asistencia (y gracias enormes a todos los que nos acompañasteis), pero tenemos claro que la viabilidad de este supermercado-de-todos/as pasa por agrupar al mayor número posible de personas antes de ponerlo en marcha. Tenemos que empezar con buen pie si queremos que el viaje sea fructuoso.
Por eso, lamentando enoooormemente el ponernos tan pesados (aunque somos como somos y tampoco podemos evitarlo), os seguimos pidiendo que propaguéis el mensaje. Por favor, sed nuestras embajadoras/es y alimentad el sueño.
Y es que hay cosas a las que el mercado no puede poner precio: la solidaridad, el apoyo mutuo, la generosidad, la compasión, el compromiso, la empatía, la amistad, el cariño. Son aquellos valores que llamamos humanos y que, en estas prisas en que vivimos últimamente, nos pasan casi desapercibidos. Son valores que hemos desarrollado en la convivencia con nuestros iguales y que nos han hecho avanzar como parte de esta basta comunidad que hoy llamamos humanidad. Son valores que nos han traído hasta este momento que, sin ellos, difícilmente lograremos superar.
LA OSA tampoco tiene precio y se construye con tu apoyo. LA OSA es otra forma de hacer la compra más responsable y más humana, un paso adelante en la recuperación de esos valores que extrañamos.
¡Gracias por seguir generando ilusión!